… y nadie me salva de esta tortura que es mi cerebro ametrallándome con conceptos abstractos acerca del amor y la muerte, nadie me cuenta el final del monótono ir y venir de las horas, nadie me estremece desde lo más lejano del tiempo, desde siempre y nunca, nadie me canta los versos de los poemas perdidos de la noche más oscura y triste.
… y el mundo se retuerce de insufrible dolor eterno, el mundo se lamenta en llantos estériles que mueren al nacer y nacen con dolor, el mundo no escucha mis gritos desesperados de dolor y angustia por la muerte del tiempo y el regalo del inmenso atardecer.
… y vos mirás todo y no sabés qué hacer, vos pensás en todo esto y sufrís un sufrimiento aparte, un martirio activo, vos mientras hacés todo y no hacés nada, pensás en las necesidades de tu cuerpo y te olvidás del resto, de lo único.