viernes, 12 de enero de 2007

20 de enero de 1999

… y todo se hunde cuando pienso, todo es más pesado y desaparece, todo es más pasado también, ya desaparecido, todo se confunde en un torbellino de imágenes y sonidos de miles de instantes imposibles.

… y nadie me salva de esta tortura que es mi cerebro ametrallándome con conceptos abstractos acerca del amor y la muerte, nadie me cuenta el final del monótono ir y venir de las horas, nadie me estremece desde lo más lejano del tiempo, desde siempre y nunca, nadie me canta los versos de los poemas perdidos de la noche más oscura y triste.

… y el mundo se retuerce de insufrible dolor eterno, el mundo se lamenta en llantos estériles que mueren al nacer y nacen con dolor, el mundo no escucha mis gritos desesperados de dolor y angustia por la muerte del tiempo y el regalo del inmenso atardecer.

… y vos mirás todo y no sabés qué hacer, vos pensás en todo esto y sufrís un sufrimiento aparte, un martirio activo, vos mientras hacés todo y no hacés nada, pensás en las necesidades de tu cuerpo y te olvidás del resto, de lo único.

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