domingo, 10 de diciembre de 2006

Martes 21 de marzo del año 2000.

No puedo escribir ni una palabra, porque estoy casi vacío de todo, porque tengo silencios tan fuertes que temo romperlos, porque miro dentro de mi cuerpo y no encuentro nada, porque sopla un viento nuevo y no tengo aún la fuerza para derribar las paredes del viento, porque el mundo se sonríe burlonamente mientras intento seguir con mis pasos sigilosos, porque los objetos se han revelado y pretenden dominarme, porque esta máquina de escribir hace ruidos que aturden el silencio que es terrible pero a la vez tranquilizador, porque busco entre los escombros de mis ilusiones y no encuentro más que pequeños trozos de realidad, como porciones de un relato que puede llegar a ser fantástico, pero se queda en la pequeñez de 1os pedazos insignificantes, en los diminutos instantes de la trágica comedia de mi vida.

Pero hay luces, pequeños destellos en la inmensa oscuridad, y dije casi vacío, y es ese casi, esa pequeña palabra, el sentido de todo lo futuro, porque el casi es la esperanza, es la luz entre las oscuridades, entre las paredes infinitas del laberinto que me rodea desde siempre y quizás (y quiero destacar este quizás desesperado), para siempre. Eso es todo.

No hay comentarios.: