domingo, 26 de noviembre de 2006

10 de marzo del año 2001

Después puede ser que llegue, pero ahora me siento como si todos los lamentos fueran superfluos, como si pudiera sacarme estas penas con sólo pensarlo y desear lo. Me detengo un momento y pienso en las imágenes que tengo como tesoros donde apoyo, como sobre pilares, mi presente. No soy un vaso, ni estoy vacío ni lleno. Simplemente quiero ser quien sería si pudiera haber sido cuando no quise ser y fui. Las palabras me esquivan, los silencios me rodean como si fueran espadas transparentes, como espinas hacia adentro recubriendo el interior de mi burbuja protectora. Me desdibujo en un lienzo demasiado blanco y los colores imaginados forman mi retrato imposible. Ya no estoy donde quisiera, y este instante que ingenuamente llamo "ahora", se diluye como una palabra en el viento, como el eco del eco de una palabra dicha por quien ya no soy y oída quizás por quien seré cuando deje de ser y siga siendo. Te oigo sin oírte, existís como en un sueño, y te traigo en imágenes que no existen a través de palabras que te describen sin describirte y te nombran sin nombres. Pero te llamo, no dejo de llamarte, no dejo de inventar los pretextos para hacerme creer estas mentiras sobre el tiempo, el final, e1jamás y la locura de vivir en esta muerte sin vos.

No estoy loco, por lo menos de acuerdo a lo que un médico llamaría loco, pero tengo una locura o delirio que se asemeja mucho (sin serlo) a la genialidad. Vivo lamentando no haber sido otro, uno de los lamentos más inútiles que existen. Porque no puedo serlo, y aunque pudiera, ya no es entonces, sino ahora, y ahora, ya lo dije, es ficción. No sé si cometería más errores de volver a vivir, porque creo haber cometido suficientes (demasiados) pero quizás quisiera haber prestado más atención, aprender un poco más. No fui nunca perfecto, ni anduve cerca de serlo, pero puedo reconocerme pretendiendo serlo, y este es el gran error que desearía no haber cometido. Hoy en cambio, me reconozco imperfecto, de una imperfección e ignorancia tales que soy capaz de perdonarme todo, incluso el pasado.

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